Descenso a Batopilas (Chihuahua, México) (1 de 2)

No todo el mundo se atreve a bajar desde Creel a Batopilas. Son 140 kms y un mínimo de 6 horas en coche, para descender de los 2.300 mts de altura de Creel a los 500 mts, sobre el nivel del mar en que se encuentra Batopilas. La atracción turística de este pueblo es llegar a él, la belleza está en el camino, y para algunos  como nosotros, acercarnos a Satevó para ver la iglesia de tres cúpulas.
Composición de parte de la Sierra Taraumara. A la Izda y en lo más profundo se divisan partes del camino
El problema es la ¿carretera? de tierra, digamos camino pedregoso, por donde circulan los coches y algunos camiones. Conducir por tu cuenta y riesgo es una
verdadera temeridad si no conoces al dedillo el terreno y si sufres de vértigo.
Nosotros hicimos el trayecto de ida y vuelta, con otras 4 personas, en una camioneta que hace este recorrido para los turistas.
Uno de los buenos tramos del camino con un pequeño camión
La carretera es maravillosa, única, impactante, por momentos sobrecogedora, por la grandeza de la naturaleza que te rodea, la belleza de los paisajes que te penetran hasta lo más hondo y también por el miedo que te embarga cuando observabas que, a veces, la camioneta cabe justo en el hueco del camino. Las ruedas de un lado rozan la paredes de la montaña, y las ruedas contrarias están justo... justo en el borde de la carretera y... después una tremenda caída vertical que te revuelve el estómago. Ahora entendíamos las 6 horas que se demoraba el descenso a Batopilas. No tardé en darme cuenta que las risas desaforadas de tres mujeres que nos acompañaban en la camioneta eran más de nerviosismo que de alegría por las vacaciones que estaban disfrutando y que parecían celebrar bebiendo las muchas cervezas que había llevado en una neverita. Ni una sola vez se "asomaron" por la ventana para contemplar las maravillas que nos rodeaban, lo que les impidió disfrutar del impresionante camino por el que avanzábamos lentamente.
Las preguntas al conductor eran contínuas y, supongo, que las oiría día tras días como un mantra sin final: "¿Y si viene otro coche de frente? ¿Y si hay un derrumbe?. ¿Y si se estropea?. ¿Cuando llueve se puede circular?. ¿No se puede ensanchar el camino? ¿Algún coche se ha caído?" "Nunca, nunca ha sucedido" mintió descaradamente para que no nos pusiéramos de los nervios. Mira por donde, un rato después la camioneta se detuvo para que ayudáramos a empujar a un coche que había derrapado -en un tramo ancho del camino- y se había metido en la cuneta por el lado de la montaña. Tuvo suerte.
Cuando llegamos a Batopilas el conductor nos llevó al hostal donde íbamos a pasar la noche. Faltaban tres horas para oscurecer y les propuse a nuestras acompañantes que camináramos hasta Satevó, que está en las profundidades de la Sierra Taraumara, pues había leído que existía una iglesia de tres cúpulas construida por los Jesuitas en el S.XVIII y no se explicaban como tal construcción podía haber sido hecha en un sitio tan inaccesible e inhóspito. "Son 2 kms por un camino de tierra" les dije. Todo el mundo asintió y se apuntó a la "excursión", que no iba a ser tal como yo pensaba. Pero de esto escribiré en la siguiente entrada.

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